Hacer lo que me dé la gana

Hace año y medio dejé de fumar, otra vez. Quiero fumar

Quiero renunciar a mi trabajo

Quiero caminar y cruzar la calle por donde me dé la gana

Quiero conducir y pasar el semáforo cuando esté del color que me dé la gana

Diría que quiero emborracharme, pero de eso no quiero…. Cosa rara

Diría que quiero dejar la medicación de golpe, pero eso tampoco quiero, la paso muy mal….

Quiero que me den una baja larga, pero no sé si después de eso podría volver

No sé si soportaría la vergüenza de una baja larga

Quiero irme lejos

Quiero que deje de hacer frío

Quiero dejar de tener ganas de llorar

Quiero jugar con mis hijas indefinidamente

Yo no hacía deberes…. Nunca…. Ni en la universidad. Ahora veo que mis hijas hacen deberes sin que yo se los tenga que recordar y me parece que hay algo bueno ahí, aunque no estoy de acuerdo con imposiciones ni deberes, me encanta ver que son responsables y están creciendo

Tampoco quiero que ellas crucen la calle por donde no deben…. El otro día casi tienen un accidente por eso…..

No quiero que fumen ni beban, ni que les vaya a salir algún día el gen bipolar de la madre.

Menos mal que los hijos son otra gente distinta a uno, y que piensan y sienten ellos por sí solos….. menos mal que no dependen demasiado de mi cordura. Además, les encanta divertirse conmigo cuando me pongo hipomaniaca…. Puedo ser muy divertida!

Ahora lloro. No me gusta. A ellas tampoco les gusta verme llorar, pero yo les explico lo que me pasa. Ellas entienden. Son lo mejor que me ha pasado.

Quisiera hablar con mi psicóloga pero hay dos cosas que me detienen: 1) creo que no me va a poder ayudar. 2) cuesta dinero

Y lo que me pasa no sé con qué tiene que ver.

Estuve conversando con ChatGPT (él no me cobra). Después de decirme que mi aversión a las normas se podía deber a una personalidad esquizoide, me dijo que también podía ser una crisis existencial o rasgos libertarios o de inconformidad (¿?)

Esas últimas me gustaron más que lo de esquizoide. Creo que estoy en medio de una crisis existencial, y eso aunado al trastorno bipolar no está fácil de sobrellevar.

Siento que estoy en un parto…. El final del túnel es trabajar por mi cuenta, renunciar a mi trabajo sin tener que bajar el nivel de vida.

Es desesperante seguir pujando y que no salga nada.

Estoy segura de que no lo hago bien. Algo estoy haciendo mal.

Meditaría, pero no soy capaz. Tal vez deba tomarme algo que me haga conformarme con la matrix….. tal vez así me sienta mejor.

Tal vez esté yo dándole vueltas en la cabeza al sinsentido y lo que necesite esté en la farmacia.

Siento Enloquecer

Estoy exagerando. Estoy bien.

Pero estoy demasiado metida en el papel de ser yo. Me tomo demasiado en serio las circunstancias que me tocan en este momento. Me resisto…. El sufrimiento nace porque nos resistimos a lo que es, en lugar de aceptar la vida como viene.

Si me miro desde afuera, soy como una niña malcriada, una niña a la que siempre mimaron y ahora no soporta el mundo real.

Parece tonto. Creo que mi sufrimiento es fácil de terminar cambiando la percepción. Tan difícil que es cambiar de percepción….

Quiero desde hace tiempo un cambio de vida laboral…. Incluso a veces me apetece cambiar de país, aunque eso es más complicado.

Me siento atrapada y presa en un trabajo que no me gusta nada. Y no es tan malo, y la gente me dice que debo estar agradecida porque tengo ese trabajo. Y yo no paro de pensar en que quiero que mi día a día sea diferente a lo que tengo ahora.

Vamos a ver….. cómo dejo de resistirme? Cómo dejo de sufrir? Es muy difícil. No puedo hablar con nadie de eso…. Mi marido me reprocha diciendo que asumo un papel de víctima y prácticamente me manda a madurar y a ser una adulta de una vez por todas. No le gusta verme llorar, pero en plan que le molesta. No puedo hablar de estas cosas con él, de mis sentimientos. Sí puedo, pero quiero quejarme aquí porque sé que eventualmente lo leerá y quiero ver qué me dice.

Mi trabajo me da ganas de llorar. Parece una estupidez. Toda mi experiencia la crea mi mente, y pareciera que mi mente es masoquista y le gusta darme un punto de vista que me hace sufrir.

¿Por qué sufro tanto con el trabajo? ¿Es sólo el trabajo? A veces me cae mal todo el mundo.

A veces siento que no me importa responder “mal” a la gente que me cae mal del trabajo, que no me importaría que me echaran y más bien me harían un favor.

Pero recuerdo que mi marido está sin trabajo, que quedan a lo sumo 2 meses de gastos cubiertos y después no sé qué va a hacer. Digo “va” a hacer porque cuando lo despidieron decidí dejar la responsabilidad de su mitad del ingreso al hogar en sus manos y no preocuparme yo.

Pero no es tan fácil no preocuparme. ¿Cómo le dices que no se preocupe a una mente inquieta, acelerada, imaginativa y, en cierta medida, masoquista?

La semana pasada estuve de vacaciones. Empecé esa semana de mal humor y ya no recuerdo por qué. Luego fue mejorando. Hoy volví a trabajar (hoy tocaba en remoto) y en un momento se me salieron las lágrimas. Y no tiene sentido: nadie me tortura, no me están dando latigazos, no me tratan mal, pero siento un fuego por dentro que necesita dejar el trabajo.

Necesito libertad. Tal vez todo sea culpa de quien acuñó el término “libertad financiera”, que desde que lo oí dije: yo quiero eso. Pero parece que es humo que me venden los que me salen en los anuncios.

No quiero más jefes. No quiero más oficinas. Mi gusta el rollo hacer mis cosas en ordenador…. Pero MIS cosas, no las cosas sin sentido que tengo que hacer cada día.

He estado conversando con una cuñada, le estoy haciendo una especie de coaching. No es que yo sea coach, pero ella está contenta porque conversa conmigo y la estoy ayudando a aclarar sus ideas. Con todo lo que he soltado últimamente en este blog, no parezco la más indicada para ayudar a nadie, pero sí la he ayudado y vamos a seguir hablando, y está agradecida.

Creo que tantos años de terapia me han dado la capacidad (por aprendizaje basado en el ejemplo) de escuchar a la gente y guiarlos a que ellos mismos vayan encontrando sus soluciones.

Eso del coaching me gustaría hacerlo. Lo digo aquí con la ligera esperanza de que me salga un cliente entre los lectores, pero creo que no me he hecho muy buena publicidad de persona confiable.

Sí soy confiable: en mis embarazos aprendí mucho de mí misma y mis emociones. Me considero inteligente, empática y sensible. Sólo que estoy pasando por una etapa, estoy en una transición donde ya el trabajo que hago no me llena, y no sólo no me llena, sino que lo encuentro insoportable.

Pero en la vida real, fuera de este blog, puedo ser encantadora, y creo que tengo mucho que ofrecer a otras personas.