Una nueva amiga

Ayer estuve en casa de una nueva amiga a la que conocí a través de otra amiga.

Ella es psiquiatra y alguna vez me vio como paciente, aunque ella no se acordaba. Tiene dos hijas y ayer fui a su casa con mis dos hijas. Fue un poco un riesgo que corrí, la llamé hace poco para recordarle que hace muchos años me había visto como paciente y para preguntarle si me podía ver de nuevo. Fue muy abierta y me dijo que, como estamos en el mismo grupo de amigas, mejor me fuera a su casa con mis hijas y ya le contaba y hablábamos.
¡Hablamos de todo! De mi trastorno, de medicación, de altas capacidades -ella y sus hijas son también de altas capacidades!
Las niñas se lo pasaron fenomenal, y nosotras también. 
Yo tenía la idea de que los fármacos en psiquiatría funcionaban casi por casualidad, que se sabía muy poco sobre el cerebro y todo era prácticamente ensayo y error. Ella me sacó de mi ignorancia, me enseñó un libro súper grueso, con muchas ilustraciones de los neuro transmisores y cómo cada fármaco actúa sobre ellos, los distintos circuitos que hacen los neuro transmisores en el cerebro… muchas cosas interesantes.
En fin, que sí se sabe mucho del cerebro y cuando el psiquiatra receta un fármaco sabe el efecto que va a tener y los receptores del cerebro que se van a inhibir. Es un gran alivio saber esto. Yo fui con la idea de que me dijera que me iba a hacer más exámenes para confirmar si yo tenía trastorno bipolar, que me dijera eventualmente que me iba a recetar otra cosa, algo como el Topamax, que adelgaza.
Pues no, me dijo que estaba de acuerdo con lo que ahora tomo, que tal vez probaría con uno que suele regular más los picos hacia abajo, pero que cuando una medicación funciona bien con un paciente es mejor dejarla así.
Yo no sé mucho de los tipos de trastorno bipolar, pero ella me dijo que yo no tenía el tipo 1, que tenía más bien hipomanías, no manías fuertes. 
Me habló de la importancia del cortex prefrontal, que es la parte del cerebro que utilizamos cuando hacemos uso de la fuerza de voluntad. Que yo lo he aprendido a utilizar cuando hago esos tratos conmigo misma de estar alerta y aumentar un poco la medicación si me siento rara. Que es importante utilizarlo para hacer las cosas que quiero, para tener disciplina para hacer ejercicio y no excederme con la comida.
Le dije que tengo épocas en las que como más, pero no tengo registrado qué es lo que me produce esa ansiedad. Me dijo que estuviera pendiente la próxima vez para identificar qué es exactamente lo que me causa la ansiedad que me hace comer mucho.
Fue una tarde muy enriquecedora! Pudimos hablar a tantos niveles y de cosas de las que solo he hablado con amigas con las que tengo muchos años de amistad, amigas de la infancia. Me habló también de cosas personales de ella, proyectos, ilusiones, frustraciones.
No me pasa a menudo encontrar buenas candidatas para buenas amistades, y menos a esta edad. Estoy muy contenta con este hallazgo y hay otras amigas en el grupo, así que, aunque no necesariamente hablaré de cosas tan privadas con todas, me estoy abriendo a un grupo de mujeres de mi generación, profesionales y con familia, con muchas cosas en común, y eso siempre viene bien!
Me estoy conociendo más, aceptando más, entendiendo que sé lidiar con mi condición de salud, que mi voluntad es mi mayor fortaleza y sabiendo ejercerla puedo llegar a donde quiera.
He llegado hasta aquí en gran parte gracias a la psicoterapia. Gracias a mí misma, pero muy apoyada por las dos psicólogas que he tenido durante mi vida. Apoyada también por los psiquiatras, a ellos me cuesta más agradecerles, pero sin duda una buena medicación ha sido vital para superar esta condición.
¡Estoy contenta!