Tener una pareja estable

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Hace tiempo que quiero escribir sobre el tema de la pareja. Yo realmente me siento afortunada por mi actual relación de pareja: tengo un compañero que me quiere, me respeta, es excelente padre, y después de muchos años de relación nos seguimos gustando y queriendo.

Sé que no es fácil conseguir esto, tengo amigas que tienen algo similar, pero otras que no hacen sino conseguir tipos que no sirven para nada, uno tras otro sin dar con uno que valga la pena (también conozco a hombres que no tienen suerte cuando deciden buscar una pareja estable).

No sé de qué dependerá el éxito en estas cosas, pareciera que hubiera mucho de suerte, aunque probablemente los sitios que se frecuentan y los rasgos en los que solemos fijarnos influyan mucho.

Una cosa de la que no puedo dejar de hablar al hablar de amor es algo que he leído en dos libros: El Arte de Amar (Erich Fromm) y Mujeres Malqueridas (Mariela Michelena). En ambos se menciona la diferencia entre el amor y el enamoramiento, donde el enamoramiento es esa sensación inicial, probablemente muy motivada por la atracción física, esas mariposas en el estómago y esa emoción vertiginosa que se siente cuando empiezas a sentirte enamorado.

El amor, por otro lado, es algo más duradero. Mientras el enamoramiento se desvanece con el tiempo, el amor es lo que queda, en caso de que quede algo. El amor no es pasivo, hay que trabajarlo, y ahora es cuando entiendo lo que dijo el cura que nos casó en el curso pre-matrimonial: el amor es una decisión. En el momento me sonó a que el cura estaba equivocado o confundido, total, era un cura, qué iba a saber él del amor de pareja. Pero después de años de estar con alguien y resolver los conflictos y adversidades, y muchas veces ceder y renunciar por el bien de la relación, después también de procurar activamente mantener encendida la chispa reservando tiempo para estar en pareja, siento que realmente es una decisión.

El amor hay que cuidarlo, es voluntario. No se trata de ceder siempre sin importar lo que haga el otro… no tiene que ser incondicional, ¡no somos madres de nuestras parejas! Debería ser un amor recíproco, donde los dos han decidido y acordado que mantendrán el amor y que lucharán por permanecer unidos. Es por eso que creo en el matrimonio, para mí es decirse el uno al otro, y a la sociedad, que se ha tomado la decisión de amarse por el resto de la vida.

Tal vez soy demasiado idealista, pero me ha funcionado. Sé que no todo el mundo piensa así, pero yo quería formar familia y tener un compañero con quien envejecer… no soy muy de primeras citas yo, prefiero seguir profundizando la relación con mi marido, dejar que me haga reír, hacerlo reír, vivir juntos la aventura de criar a nuestros hijos…

Pero no es fácil, cuando se conoce más a la otra persona van saliendo los defectos, y es ahí cuando hay que decidir si son defectos soportables o deberíamos terminar y buscarnos otra pareja (se dice fácil). Tampoco es fácil porque la convivencia no es fácil, salen las costumbres y las mañas de cada uno, si estamos cansados de algún rasgo de la otra persona no tenemos a dónde escapar, compartimos cuarto con esa persona… no, no es fácil convivir.

Siempre digo que no me gusta dar consejos, ¡pero no es cierto!!! ¡siempre termino dando consejos aunque nadie me los haya pedido! No me gusta porque no soy quién para estar aconsejando a nadie, no tengo autoridad en estas cosas, pero me gusta compartir lo que a mí me ha funcionado y saber si alguien de los que lea esto tiene otros tips que también le hayan funcionado… se trata de compartir información.

Mi marido y yo tenemos ciertas reglas internas en nuestra relación, algunas las hemos dicho explícitamente y otras han quedado implícitas. Son muy nuestras, no tienen por qué servir igual a otros, pero pienso que en una relación estable es bueno ir estableciendo un código de conducta interno de la pareja.

Recopilo algunas de nuestras reglas más generales:

  1. Respeto. Es una palabra que abarca mucho, desde no insultarnos ni gritarnos, por muy acalorada que sea la discusión, hasta no hacer comentarios que nos avergüencen delante de otras personas… no burlarnos del otro con otras personas. Hay parejas que lo hacen siempre, y los veo felices igual porque es parte de su humor, pero nosotros somos sensibles y preferimos ponernos siempre de parte del otro cuando estamos burlándonos de quien sea con los amigos.
  2. Fidelidad. Aquí estamos muy de acuerdo los dos, no permitimos infidelidades. Esto incluye evitar situaciones de riesgo… por ejemplo, si sales con tus amigos a un sitio «peligroso», no tomes demasiado.
  3. Solidaridad. Somos una familia, trabajamos en conjunto por un futuro en común. Ayudar al otro cuando se pueda.
  4. Romanticismo. Cuidarnos, buscar siempre un tiempo y espacio para compartir como pareja. No tiene que ser todos los días, y habrá alguna semana excepcional en que no se pueda, pero tenerlo presente y retomarlo cuando se pierda por un tiempo.

Ahora mismo no recuerdo otras reglas, pero las tenemos, éstas son algunas de las que han funcionado para nosotros.

He hablado del tema de pareja sin tocar el tema del trastorno bipolar, quería hacerlo así, pero ahora sí voy a hablar del trastorno bipolar. En mi caso, creo que esta condición de salud nos ha unido más a mi marido y a mí, aunque también nos ha traído conflictos.

Para mí ha sido muy importante el apoyo de mi pareja en cuanto al trastorno bipolar. Él me observa, atento a signos de alarma – especialmente lo hacía en mis embarazos. Él se levanta en las noches a darle biberón a nuestro bebé para que yo pueda tener noches saludables de sueño. Él ha aceptado mi condición, y aunque al enterarse se asustó y se lo pensó, ahora me da su apoyo y me acepta como soy. Aquí no sabría qué aconsejar, he tenido mucha suerte, además de que tengo buen carácter para tener trastorno bipolar, eso ayuda.

El conflicto principal que nos ha traído el trastorno bipolar, por lo que siempre discutimos, es que la medicación me suele dar mucho sueño, y a mi marido le gusta que la casa esté siempre limpia y ordenada. Como muchas veces dejo de hacer cosas, él termina haciendo muchas de las cosas de la casa, y viene el conflicto cuando reclama que él hace todo y yo debería mostrar más interés por las cosas de la casa. Esto lo vamos sobrellevando, pero todavía estamos trabajando en este tipo de conflictos.

Por último, pero no menos importante, hablaré de sexo. No diré mucho, soy reservada. Hay factores que ayudan y factores que no ayudan a tener una vida sexual satisfactoria con la pareja. Ayuda que la relación con la pareja sea buena, ayudan los días que amaneces de buen humor… y bueno, los días de hipo-manía…. esos días pueden ser muy felices en el plano sexual. No ayudan los cambios de humor, los días de tristeza o enfado. No ayuda la medicación, que duerme, roba el deseo y seca todo a su paso.

No es fácil, pero lo que me ha funcionado a mí ha sido algunas veces tomar la iniciativa a pesar de no tener ganas, o decir que sí a su iniciativa a pesar de no tener ganas. Aquí el mejor amigo son los lubricantes…. nosotros conversamos y nos reímos mucho durante el sexo, y eso hace que se vaya disfrutando… me costó aceptar lo de los lubricantes, pero es muy práctico.

Por último, no todo es sexo…. compartir en pareja puede ser salir a cenar o ver una película en casa después de que los niños se hayan dormido, o una buena conversación. Es tener tiempo de esparcimiento juntos, que no siempre es fácil encontrar esos momentos, pero hay que buscarlos.