Estoy por pensar que después de días de subidón, llega el llanto como necesidad fisiológica.
Ayer empecé a trabajar, fui a la oficina, el día era azul, vi que lo de trabajar no era tan malo, volví a ser yo misma en mi entorno de trabajo. Llegué a mi casa a estar con mi familia y canté un poco con guitarra y un poco con piano.
Podría decir que ayer tuve un buen día.
Hoy el día empezó bien. Está nublado. Empecé a trabajar desde casa y me invadieron pensamientos de que yo y todos mis brillantes compañeros de trabajo estamos perdiendo los mejores años de nuestras vidas, a nivel intelectual, en tareas sin sentido.
Y viene el pensamiento conspiranoico de que el sistema nos quiere ocupados, quiere que no pensemos, que no se nos vaya a ocurrir rebelarnos.
Luego me dejé de esos pensamientos, y mis pensamientos se fueron hacia la neurodivergencia. A recordar que en mi infancia, en mi colegio, siempre sentí que no encajaba. Y volvió el llanto.
Y pienso: este trabajo no me quita todo el tiempo, en realidad no me esclaviza. Estoy ahora mismo escribiendo esto en horario laboral. En este trabajo sí encajo con la gente, soy graciosa con mis compañeros, todos se alegraron de que volviera…. Siempre hago chistes y ellos captan mi humor.
Lloré hoy dos veces por dos cosas distintas….. y me hubiera servido cualquier otra excusa para llorar, porque necesitaba llorar. No sé si habría otra causa que no estaba viendo. No sé. Pero es como si mi cuerpo quisiera llorar.
Y escribo esto y lo veo lejano. Ya no quiero ni necesito llorar.
Ojalá mi cuerpo me hiciera caso. Ojalá ahora pudiera ponerme a hacer cosas, ya sean de mi trabajo o de mi proyecto paralelo. Pero quiero descansar. Ojalá mi cuerpo comiera comida sana y fuera al gimnasio cuando se lo pido. A veces me hace caso, pero últimamente es como si mi cuerpo fuera mi hijo adolescente…. Va a su bola.
Solo se me ocurre ser amable y comprensiva conmigo misma. También se me ocurre que puedo estar mal medicada.
No sé si mal medicada, pero al menos siento que soy yo misma…. Un poco sobrecargada por pensamientos y emociones, pero al menos no estoy aplastada anímicamente por una medicación.
Voy a organizarme. Mi tiempo y mi mente. Voy a aprovechar más mi tiempo. Eso incluye descansar. Pero también voy a dedicarle a mi proyecto, y a mis hijas, esposo, familia, y claro, a mí.
Debo dedicarle menos tiempo al móvil. Pero ser la que lleva las redes sociales de mi proyecto me está pasando factura. Me reconozco adicta a la dopamina de las redes sociales. Necesito a alguien que haga eso por mí y que lo haga bien.
Lo que pasa es que también me enriquece el contenido que comparto en las redes de mi proyecto. Veré cómo encontrar balance.
Creo que debo hacer un detox de dopamina….
Ahora mismo, creo que voy a echar una siestecita de tarde laboral.
¡Hasta otro día!