Buscando libertad y paz (Editado)

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En uno de mis últimos posts (Mi Trastorno Bipolar y Yo), termino quejándome un poco de que nos digan «el Trastorno Bipolar no tiene cura», así sin más… parecemos estar condenados a medicarnos de por vida, a la suerte de quien quiera que decida esas cosas. Personas que para mí no tienen rostro, no sé si estas cosas las deciden médicos o científicos, investigadores, gente de negocios, instituciones, gobiernos… es que no tengo ni idea.

Hablaba de que siempre que buscaba información en internet me encontraba con las mismas cosas: tienes una enfermedad que no tiene cura, debes tomar medicación de por vida, debes contrarrestar  los efectos secundarios con buenos hábitos alimenticios, de ejercicios y de horarios.

Pues bueno, es como si hubiera lanzado un mensaje al universo y éste me hubiera respondido.

Lo cierto es que últimamente me he encontrado mucha información diferente a lo de siempre, he encontrado que hay personas diagnosticadas con trastorno bipolar, esquizofrenia y otros, que sufren brotes psicóticos de vez en cuando y que están inconformes con lo que hay, al igual que yo.

Hay gente que se organiza para hablar libremente de sus psicosis, espacio que no se nos da a los que alguna vez hemos tenido experiencias psicóticas… A nadie le importa mucho lo que nos pasa por la cabeza cuando estamos loquitos, es tal vez muy caótico y desordenado para intentar darle sentido…

Leí varios artículos y opiniones, veo que hay mucha gente molesta con no ver mucho interés en investigar para conseguir una cura, molestos en especial con la industria farmacéutica.

Pues llevo como 2 días con la cabeza revuelta. Creo que en estos días he estado bastante sensible y hubiera tenido la cabeza revuelta con cualquier otro tema… de hecho, andaba súper sensible con cualquier gesto de posible tristeza que pudiera haber en la cara de mi hijo (aunque él, más que triste, estuviera cansado o aburrido).

Me dio muchas vueltas en la cabeza todo lo que leí sobre la molestia general de los de «mi gremio», que no sólo es con la industria farmacéutica, sino con el sistema en que vivimos. Sentí y pensé muchas cosas.

Por un lado sentí rabia con el sistema, que no es muy «bipo-friendly» (¿o people-friendly?), que te obliga a vivir con estrés, con prisas, que te obliga a competir de manera agresiva o a trabajar un número de horas absurdo que no te permite disfrutar de tu familia y de la vida. Eso si quieres ganar suficiente dinero para sentirte tranquilo y seguro de que no te faltará nada el día que no puedas trabajar… y creo que poca gente llega a poder sentir esa seguridad.

Por otro lado, en cierta forma yo he logrado «hackear» a ese sistema últimamente: tenemos una empresa, yo hago la mayoría de las gestiones desde casa y tengo una flexibilidad horaria envidiable que me ha permitido pasar muchísimo tiempo con mi hijo.

Esto no quiere decir que esté tranquila y no esté estresada, llevamos poco tiempo y es terriblemente estresante no saber si vas a dar pérdidas en el mes, pensarlo 2 veces antes de llevar la mano a tu cartera para hacer cualquier gasto personal.

Es estresante lidiar con empleados, proveedores, clientes, socios… todos con intereses distintos, todos ejerciendo mayor o menor presión sobre ti, todos pensando que como tienes tu propia empresa y tiene buena pinta debes estar haciéndote millonario sin trabajar.

Aclaro: quiero con esto desahogarme, no quejarme… nosotros hemos elegido emprender, podemos dedicarle tiempo de calidad a nuestro hijo gracias a esta decisión… pero no sé si este tipo de actividad laboral es la más apropiada para mí y mi bienestar emocional. También mi percepción puede ser diferente cuando tomo la medicación, definitivamente he decidido alejarme de todo esto en estos meses de embarazo.

Después de la rabia hacia el sistema, sentí culpa. Debe haber una parte de mi cerebro que recibe grandes dosis de placer cuando yo siento culpa, es como si me encantara sentirme culpable de lo que sea.

Sentí culpa de ser una «privilegiada» en este sistema perverso, de tener empleados que trabajan para mí, de querer parecer «normal» en vez de luchar valientemente contra el estigma, de hablar bien de la medicación y ser mansa ante esa industria que tal vez me esté manipulando y utilizando.

Hablé de todo esto con mi marido, no sé si de todo, porque cuando escribo salen más ideas, pero hablamos anoche, dormí, y desperté más tranquila. No llegué a sentir la señal de alarma para tomar la medicación, no llegué a sentir que me estuviera arrastrando peligrosamente la paranoia o que me estuviera convenciendo de no tomar la medicación cuando lo sienta necesario. Así que sigo sin medicación, llevo ya 2 semanas y vuelvo a estar tranquila (La he tomado en 2 ocasiones en este embarazo).

De todo esto me han surgido varias ideas:

  • Importantísimo: voy a ceñirme a mi plan de embarazo y postparto. Pase lo que pase, lea lo que lea, sienta lo que sienta sobre la medicación, seguiré el plan. Estaré muy pendiente de las señales de recaída que ya conozco en mí, hablaré con mi marido constantemente de lo que pasa por mi cabeza y de mis emociones, continuaré el seguimiento con mi psiquiatra, tomaré la medicación en las dosis que he venido utilizando cuando sienta que haga falta, o cuando mi marido o el psiquiatra piensen que hay razones para tomarla.
  • He recordado un par de cosas que salieron en los años que estuve en terapia con psicólogo: que más que la medicación, yo misma tendía a acallar mis emociones, y que tal vez yo debía aceptar que era una persona de «pensamientos un poco locos» y permitirme salir un poco de lo convencional.

Pues me surgió la idea de que me debo algo a mí misma, de que voy a trabajar para descubrir esa parte de mi personalidad que suele estar oculta y que tal vez esté luchando por salir. Que tal vez logre sacarla a la luz sin que eso implique un desastre, sino más bien me enriquezca como persona.

  • No me voy a resignar a no tener cura, voy a trabajar para conseguir mi propia cura. No tengo prisa, no pienso para esto asumir riesgos innecesarios. Tengo una familia y responsabilidades que no me permiten darme el lujo de arriesgarme, pero trabajaré en buscar mis respuestas, trabajaré en buscar mi cura. Y si no lo consigo, sé que no será un esfuerzo perdido, sé que habré mejorado mi vida, y tal vez dé pie a que otros encuentren respuestas.

Voy a buscar dentro y fuera de mí, voy a investigar y buscar estudios que se estén haciendo, voy a ir publicando cosas aquí, voy a contactar a esos que están estudiando todo esto con un enfoque diferente, a discutir e intercambiar ideas con quien quiera hacerlo. Voy a trabajar aquellos hábitos de pensamiento que suelen perjudicarme.

Bueno, leo esto que acabo de escribir y suena como si me fuera a obsesionar demasiado. Procuraré no hacerlo, voy a seguir dedicando tiempo a mi familia, después del parto imagino que pasaré unos meses haciendo lo que hace cualquier madre con un recién nacido en casa, y antes del parto tengo cosas pendientes del trabajo. Creo que voy a asignar un día a la semana a trabajar en todo esto, al menos antes de que nazca el bebé.

También suena a promesa de año nuevo, que ya para marzo queda olvidada… No sé qué va a pasar con esta nueva búsqueda de una cura, con esta nueva inquietud y actitud de no resignación, no quiero que sea una fuente de estrés, es algo que me motiva mucho y que creo que disfrutaré haciendo. Pero no lo veré como algo más de qué sentirme culpable si llego a pasar meses sin hacer nada de lo que estoy diciendo que haré…

Busco libertad y paz mental, no voy a sacrificar parte de mi libertad y mi paz justamente por buscar aquello que pienso que me va a permitir tener libertad y paz mental… no sé si se entiende.

Por lo pronto, he encontrado esto:

 

 

 

 

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