Volver al presente

Hoy fui a desayunar con una amiga, su hija menor y mi hija menor.

Tenía ilusión de ir, y cuando fui, no me sentí lo bien que pensé que me iba a sentir.

Al principio, sentí un poco de pereza de socializar. Luego, en la conversación, surgió una anécdota de mi parte, de un mal recuerdo, que me removió por dentro e hizo que el resto del tiempo estuviera con ganas de llorar y de irme a casa.

Ya estoy en casa y estoy mejor, pero con la necesidad de reflexionar. Porque de las cosas que más me preocupan es volver al trabajo y sentirme mal entre mis compañeros.

¿Qué se rompió? ¿Qué hice mal? Lo que antes era trivial ahora me parece un esfuerzo titánico. 

Pensaba que ya las aguas se habían nivelado, pero siguen queriendo escaparse por mis ojos.

Es como un virus estomacal que me hace devolver la comida, y cuando me siento bien, vuelvo a comer con cuidado y vuelvo a devolver. No, no me he curado. No estoy estable todavía y no sé si volveré a estarlo.

Tengo miedo de haber roto algo para siempre. Surge la culpa por haber bajado un poco la medicación hace varios meses. Ya la volví a subir y las cosas no vuelven a ser como antes.

No, no tengo ganas de estar con gente. No tengo ganas de tener conversaciones triviales en las que corra peligro de ponerme triste.

Y a ratos funciono bien, me río, converso, cocino. Y me siento bien. Pero no debo todavía volver a la vida normal, porque el bicho que sea que me haya picado me hará devolver de nuevo.

Y una parte de mí, la que ha prestado atención a través de mi vida a los libros de autoayuda, me dice que yo puedo cambiar mi actitud, que puedo con esto. Otra parte de mí me dice que podría probar con el litio. Y otra parte me dice que, si la medicación había pasado años funcionando, no es la medicación la que está fallando. 

Y como ya he concluido varias veces, tengo situaciones de estrés en mi vida. Me ayuda mucho la psicóloga. Pero necesito quitar preocupaciones a mi vida.

No quiero hacerme la víctima, pero estoy sufriendo. Y no es por gusto. No es tan fácil como levantarme, salir a correr, darme una ducha, sonreír, comer sano.

Eso ayuda, la cosa es tener fuerzas para hacer eso.

Y hay momentos en que puedo: ir al gimnasio, prepararme algo saludable, pasar ratos agradables con mi familia, trabajar en mis proyectos. Incluso salir con amigas y conversar.

Y otros momentos simplemente lloro o quiero dormir o estar como un zombie haciendo scroll en alguna red social.

Presente. Ahora mismo simplemente escribo y se me sale alguna lágrima. En mi cuerpo, la llenura de una lasaña exquisita que preparó mi esposo. Un poco de sed y ciertas ganas de salir (otra vez) a caminar, a pesar del frío y de la lluvia.

Y ubicarme en el presente me ayuda. Ya tengo un plan: publico esto que estoy escribiendo en el blog, tomo agua, paso por el baño, me abrigo y salgo a caminar otro rato. Tal vez con los audífonos y un poco de música. Sí, con música mejor.

Tal vez llame a alguien, aunque ya veré.

Me voy sintiendo mejor. Mi mente quiere irse al próximo jueves, cuando tengo la cita médica donde se verá si me alargan la baja o me dan el alta. No voy a hacerle caso a mi mente. Ahora mismo voy a hacer lo que dije: publicar, agua, baño, música, caminar.

Chao! O si prefieres, Camina conmigo

3 comentarios en “Volver al presente

  1. si, esto del trabajo es un reto, estoy tal cual, con los mismos vacíos y preguntas sobre mi capacidad para trabajar, para hacer lo mejor posible por los seres humanos con quienes me encuentro a diario.

    y en este momento la respuesta es no.

    Le gusta a 1 persona

    1. Gracias por tu comentario.

      Pienso que debemos reconocer los momentos en que necesitamos descansar.

      Respetar nuestros ciclos emocionales, también los de sueño.

      Seguro que podemos dar mucho a las personas que queremos, pero necesitamos estar bien. Autocuidado, querernos nosotras primero.

      ¡Ánimo! Si algo he aprendido es que cuando me siento mal, eso no es para siempre. Siempre vuelvo a sonreír.

      Yo definitivamente cambiaré de trabajo en cuanto pueda, a veces no estar en el lugar correcto duele. Y quiero aprender a manejar el estrés, que es lo que me está haciendo daño ahora.

      Me gusta

Deja un comentario