Lábil

Lábil, así me ve mi seco psiquiatra.

Lábil, primera vez que escucho esa palabra.

Pero existe, está en Wikipedia.

Yo que quiero ser feliz, escapar de la rutina, descubrir cosas de mí, mejorar mi vida… y viene este pajúo y me dice que estoy Lábil.

Le digo que me apetece tocar guitarra, y me pregunta si es algo nuevo que se me acaba de ocurrir o si he tocado antes. Pues toco desde los 15 años, y si no fuera así, qué?

¿No se me pueden ocurrir nuevos hobbies y aficiones?

Es como hablarle a una pared, no a un ser humano. Luego viene mi psicóloga y me pregunta por qué no le cuento más a mi psiquiatra cuando lo veo. Pues no! No merece más que mis monosílabos.

Pues sí, tengo trastorno bipolar. Y aunque eso no me define, no puedo ignorarlo. Tengo trastorno bipolar, y me amenaza cuando hay primavera, y está atento a mi estrés, a cualquier signo de debilidad… para venir a asustarme, para venir a joder.

Y no depende de mí, es mucha responsabilidad pensar que depende de mí. Yo sólo puedo tomarme mis medicinas y descansar… pero no me pidan que deje de escribir y de pensar… si no está en mi mano estar mejor, déjenme ser y reflexionar.

Qué bueno que estoy de reposo, fue buena decisión irme el martes de la oficina. 

No es fácil, no es fácil saber cuándo estoy exagerando y cuándo hay una amenaza real… cuándo estoy muy alegre y cuándo estoy Lábil…. coño’e su madre el psiquiatra! Lábil!

Paréntesis: Había estado ocultando en este blog que soy venezolana, pero lo digo ahora, se nota con algunas de las expresiones que estoy usando hoy. Espero no comprometer demasiado mi anonimato con esto… saludos a mis lectoras de Venezuela! 

Pues no, no es fácil estar entre tener que cuidarme y dejarme cuidar. No es fácil estar buscando en terapia crecer y sentirme más a gusto con mi persona, mientras tengo la amenaza de la manía.

Y bueno, ya que hay signos de alarma, aprovecho para decir las cosas más locas que se me ocurren:

Sueño con curarme.

Y es como un pecado mortal siquiera pensarlo… es el primer signo de que las cosas no van bien en mi cabeza. Porque debo conformarme, porque debo ser dócil y tomarme mi vaina, la medicina.

Pues sí, me tomo mi vaina. Mi vaina me salva y en este “episodio raro” no me he planteado no tomármela, de hecho yo misma me la subí un poco antes de ver al psiquiatra.

Aceptación.

No queda más remedio que la humildad de aceptar lo que no podemos cambiar.

Tengo reposo hasta el lunes. Espero estar bien el lunes para trabajar. Tengo que lograr pensar sólo en trabajo cuando esté en el trabajo. Pero de nuevo: depende de mí? Me subieron un poquito la medicación. Espero que sea suficiente para estar bien la semana que viene para trabajar.

Gracias por leer.

2 comentarios en “Lábil

  1. Que bueno leerte, respondes a una pregunta que siempre me hago y que supongo y estoy segura es que la respuesta es que SÍ, que todos lo hacemos.
    Esa pregunta es: será que otros pacientes tratamos de no hacer algo que llame la atención del psiquiatra, algo que le haga pensar que estamos «locos» jajaja.
    Yo trato de ser quien soy, de decir siempre lo que he notado, lo que me llama la atención de mí en un momento determinado, pero aprendí a cuidar mis expresiones verbales porque él, mi psiquiatra es chileno y no comprende muchas de las expresiones que uso, lo que quieren decir y se queda así como mirándome y me dice: qué… cómo así, repítame eso… y yo entonces se lo explico en chileno (su idioma jajajaja), pero igual veo que me mira así como: ésta está rallada jajaja y empieza a escribir… como es de incómodo que hables y la otra persona escriba y tu no sepas que carajo escribe jajajaja.
    Es por eso que trato de no hablar en mucho, de no mostrar la alegría y efusividad propia de mi cultura , de no gesticular mucho con el cuerpo. Aprendí a hablar lo justo y necesario, a decir lo que veo, siento y me tiene atenta, eso estar atenta y manifestar lo justo y necesario sin perjudicar mi tratamiento y lo que esté viviendo en el momento y estación del año 🙂
    Que bueno, que tomaste unos días de descanso, que estás siendo tu en medio de la alerta de la manía y que puedas a la vez saber que la alerta está, pero que puedes tocar la guitarra sin o con manía, que rabia que siempre exista la duda de que si haces algo es «raro» y te lo cuestionen haciéndote sentir como que estás rara…
    Un abrazo y gracias por compartir lo que vives, por aquí también cuidando que la manía no se alborote 😉

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    1. Hola Pía,
      Gracias por escribir!
      Pues sí, cuando vas al psiquiatra te sientes bajo el escrutinio de un ojo implacable, que no deja pasar el menor signo de falta de cordura.
      Y le hablas y escribe. Y sigues hablando y no sabes si te está escuchando o está escribiendo sobre otra cosa.

      Y tal vez un día le quieres decir que tienes derecho a estar alegre y te suelta: pero, yo no te veo… y piensas que va a decir que no te ve mal, pero dice: yo no te veo alegre, te veo Lábil.

      Bueno, es una mente fría que observa y a quien no se le escapan los motivos para subir la medicación cuando hace falta.

      ¿Qué le vamos a hacer? Si hay que subir, hay que subir. A mí me ha hecho bien.

      Un abrazo!

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