Día mundial del trastorno bipolar

Feliz día de nuestro trastorno.

Para recordar un poco:

Mi artículo en el día mundial del trastorno bipolar

Orgullo Bipolar

Mi día a día con trastorno bipolar

Mi Trastorno Bipolar y Yo

Historia de mi trastorno bipolar

Los artículos que recordaba que hablan del trastorno bipolar como tal y cómo lo vivo.

El primero lo escribí en colaboración con una empresa que tenía una app para recordar tomarse las pastillas.

¡Un saludo!

Novedades: todo bien

– Vengo de una cena. Bebí un poco de vino y la pasé genial bailando y conociendo gente nueva.

– Vuelvo a trabajar el martes, ya tengo el alta

– No me entusiasma volver a trabajar, pero tampoco me preocupa

– Parece que están despidiendo gente en mi empresa y me entusiasmé con que me despidieran y capitalizar el paro para mi proyecto y mientras vivo de la indemnización del despido.

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Las drogas no molan tanto

Al final no me cayó bien el ansiolítico. Me nublaba la mente.

Ya dieron de alta a mi madre y yo me siento bastante bien.

Sé que he escrito mucho últimamente, casi a diario, y cada vez con una emoción diferente. Pero es esperable de un blog sobre bipolaridad, ¿no? 🙃

Siento un poco duro escribir públicamente cómo me voy sintiendo. Si bien el blog es anónimo, tengo gente que sabe quién soy. Digo también que es duro porque a veces me siento mal y desahogándome exacerbo el sentimiento y es como si me regodeara en él y lo amplificara.

Tiendo mucho a vivir en la mente y en el análisis. Toca hacer más.

Ya por lo menos reconozco que nada es para siempre. No es que no lo supiera, pero es que las cosas que siento, en el momento en que las siento, se sienten permanentes.

Me gusta sacar conclusiones, y la cosa no va de concluir ideas y definir el mundo de una manera estática según lo que me parece en el momento.

Hoy es un día de acompañar a mi madre en casa de mi hermano y ver si puedo hacer algo de trabajo mental en el ordenador. Es un día que pienso que va a ser tranquilo, en el que aprovecharé de hacer y disfrutar momentos.

¿Por qué?

Me siento mal

A veces me siento bien y río y hago chistes

Hoy por ejemplo amanecí llorando. Luego hablé con mi esposo y me sentí bien

Agarré fuerzas para hacer un desayuno medianamente elaborado: arepas

En un momento mi hija hizo algo que no me gustó y le grité

Me sentí mal, me retiré. Volví. Expliqué cómo me sentía. Desayunamos.

Dormí hasta el mediodía

Fui al hospital a hacerle relevo a mi hermano con mi madre

Lloré en su habitación mientras ella descansaba y supongo que intuía que yo no estaba bien

No se habla de las emociones con mi madre. Cuando me pregunta cómo me siento suelo decir que bien. A pesar de que me gusta ser abierta con mi marido y mis hijas, con mi madre no soy abierta emocionalmente. Siempre estuvo prohibido estar triste.

No quiero tampoco que se sienta como una carga

Pero es una carga emocional saber que depende en gran medida de nosotros

Luego hablamos con uno de mis hermanos que está en otro país

Fue una conversación amena y divertida que me ayudó a salir del estado de ánimo que tenía

Lo vi tan claro en la vida que salí de la habitación a seguir hablando con él y decirle cómo me sentía.

Lo más importante que me dijo es que no me exija tanto. Que esta última semana con el susto de mi madre había sido dura. Que está bien llorar.

Luego vino mi familia y pasamos un rato muy agradable y de risas con mis hijas, mi tía y mi madre en la habitación del hospital

Ese rato se acabó y tocó volver a casa. Las niñas quisieron comer fuera y pedimos en un sitio para llevar.

Tenía yo la duda, pero al final accedí a la tentación de no cocinar. Y vi mi cuenta de banco. Y volvió la tristeza. Y me sentí tonta de gastar cuando no entra suficiente dinero para lo básico

No es que estemos con el tanque vacío todavía. Pero hay que ser responsables. Y no es fácil ser responsables. La comida de la calle es mi debilidad. Y no comí, no pedí para mí, no tenía hambre. Ya había comido en la calle yo sola para el almuerzo. Ya estaba llena y mi cuota de hoy estaba gastada

Total que el ánimo va para arriba y para abajo

No me siento capaz de trabajar y mi psiquiatra pretende que trabaje.

Creo que no me comunico bien con él

Creo que estoy acostumbrada a querer “pasar el examen” y no parecer loca ante él. No me gusta cuando me sube dosis y me manda más cosas, pero es lo que hacen los psiquiatras

Y bueno, es que no me encuentro loca en este momento. Pero tampoco estoy bien. Mi ánimo sube y baja y vuelve a subir en cuestión de minutos.

Yo había tenido la falsa sensación de que el ansiolítico era la panacea….. pero no. Lo voy a dejar, poco a poco, pero lo voy a dejar.

La razón por la que quiero dejarlo es que no me ayuda como yo pensaba, me da sueño, y ayer tuve que meterme en el ordenador del trabajo y me deprimió bastante sentir que me perdía entre ventanas y párrafos.

Me van a obligar a trabajar y no sé si voy a ser capaz. Me van a obligar a trabajar y voy a tener la preocupación adicional de mi mamá.

Es todo a la vez

Y un pensamiento que debo evitar es: por qué a mí? Por qué todo junto? Por qué el cabrón de mi psiquiatra no me ayuda? Por qué no doy señales suficientes a mi psiquiatra de que necesito ayuda?

Qué ladilla todo. Pero qué bien que a ratos disfruto. Qué agridulce todo. Qué raro es todo. La vida es rara

He escrito mucho últimamente y no veo coherencia en lo que digo un día y otro. No soy ni siquiera una veleta que va con el viento. Soy una bolsa de supermercado. Creo que en una película salía una bolsa blanca volando a merced del viento. Esa soy yo. Dando vueltas sin mayor propósito.

No tiene sentido lo que escribo

Me siento mal

Quisiera hablar con alguien sabio todos los días

Pero sería muy caro

La gente en mi vida que por amistad o vínculo sanguíneo podría hablar conmigo gratis, se hartaría de mí de hacerlo todos los días

Yo estoy harta de vivir conmigo todos los días…. Todo el tiempo quejándome y llorando

Pero, como ya he dicho, a veces soy capaz de disfrutar.

En Madrid y en mi cabeza no para de llover. Mi corazón está inundado de duda y tristeza.

Y sí, parece que la única salida fuera la fe, pero estoy arrecha ya con Dios.

Por qué no para de molestarme con problemas?

Ok. Terminé la frase del párrafo de arriba y vino mi hija menor a darme las buenas noches. Tuvimos un momento de cariño y comunicación que no cambio por nada y pareció una respuesta de Dios a mis quejas.

Tengo muchas cosas buenas, pero los problemas me abruman. Será que tengo que aprender a sacar fuerzas de una cosa para afrontar la otra? No me siento fuerte.

Siento que necesito cuidado e intuyo que soy yo quien debe cuidarme. Tratarme mejor, como me trataba cuando estaba bien hace unos meses.

Hacer higiene del sueño. Acostarme a dormir temprano y sin pantallas (¿y si vienen los pensamientos?)

Comer menos procesados y más comidas naturales y caseras (¿y si no tengo fuerzas y me dan ataques de hambre y antojos de cosas golosas?)

Hacer ejercicio (¿y si no me apetece ir al gimnasio y la opción de salir a caminar tampoco funciona por el frío y la lluvia?)

Exigirme menos. Esta tiene menos peros. Creo que puedo empezar por ahí. Verme desde fuera, como si fuera una gran amiga o una de mis hijas a quien estoy aconsejando.

¿Qué me diría?

Esta semana ha sido dura. Y ya venías de un par de meses duros.

Permítete descansar, llorar. Busca oportunidades para la risa y el humor, que has visto que no lo has perdido. Respira.

Respira

No exijas tampoco a los demás

No esperes nada de los demás. Tienes una red de apoyo y mucho cariño, pero no pongas expectativas en ellos. Ellos te quieren ver bien, pero no los puedes sofocar con tus pensamientos en bucle. Procura tampoco sofocarte a ti misma con pensamientos en bucle.

No demonices el entretenimiento audiovisual como una adicción que no es productiva. Puedes distraer la mente con alguna serie, película o vídeo. Aunque intenta no caer en el scroll infinito de las redes sociales

Puedes también usar la música para mejorar tu estado de ánimo.

Recuerda que eres tu mejor amiga. Eso lo descubriste hace un tiempo. Bueno, más allá de tu mejor amiga eres la persona que está a cargo de tus necesidades, de que estés bien. Anímate a ti misma. Eres muy buena amiga tuya! Has tenido otros momentos difíciles y has salido de ellos.

Tú puedes! Tienes piernas fuertes, tienes soporte. Usa la base fuerte que tienes y levántate. Recuerda descansar, pero recuerda también que tú puedes. Así sea con una andadera o con un bastón al principio, pero eres capaz de caminar.

Diría que tu familia te necesita. Pero recuerda también que tú te necesitas. Sé amable y bondadosa contigo. Amorosa. Cuidadosa. Siempre eres muy correcta con tu familia y amigos, por qué ser diferente contigo? No te hagas lo que no harías a una de tus hijas.

Te quieres mucho. No lo olvides, no dejes opacar ese sentimiento. Cuídate. Date descanso, date mimos, date un buen baño, unas cremitas. Sonríete al espejo. Mira la gran persona que eres. Tienes suerte de tenerte en tu vida. Sí, no te queda más remedio que tenerte, siempre estás contigo, pero tienes mucha suerte de que te haya tocado ser tú.

Pues sí, soy buena amiga, esto último me ha animado.

Creo que mañana voy a volver a escribir sin esperar a sentirme mal para hacerlo.

Me siento suficientemente bien ahora para dormir tranquila. Me gustó todo lo que escribí

Si me vuelvo a sentir mal, lo aceptaré. Soy un ser humano, y soy sensible. Y soy comprensiva conmigo misma y si me siento mal, me abrazo.

Tengo gente maravillosa en mi vida. Y voy conversando con unos y otros. Todos tienen sus vidas y hay momentos en que unos responden y momentos en que responden otros. Y todos tienen maneras distintas de responder a lo que sea que les escriba.

Estaría bien escribirme a mí misma más seguido.

Te quiero mucho, querida yo. Ya vas a ver que te vas a sentir más estable. Recuerda que estas cosas nunca duran para siempre. Estoy para ti.

Gracias y a dormir!

Percepciones

Es particular la vida y la forma en que la vemos. Vemos el mundo influenciados por nuestra experiencia previa, por nuestros condicionamientos y creencias, también por nuestra química del cerebro en ese momento y, últimamente está de moda, hasta por las bacterias que habitan nuestros intestinos. Y claro, también por lo que comemos y los medicamentos que tomamos.

Yo no sé cómo me siento ahora. A veces me siento tranquila y otras veces vuelven las ganas de llorar a pesar de mi amigo el ansiolítico.

No es que tenga miedo de llorar, pero no quiero hacerlo descontroladamente, sin poder pensar con claridad.

Hoy me metí en el ordenador del trabajo (estoy de baja desde hace mucho, como sabréis si me leéis), y sentí algo parecido al asco. Ganas de no volver a tocar ese ordenador nunca más.

Por un momento sentí ganas de experimentar eso otra vez, eso de estar en mi trabajo, pero luego sentí un rechazo muy fuerte.

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¡Viva las drogas!

No lo digo por toda la gama de drogas recreativas que ofrece la calle y que nunca probé, lo digo por los ansiolíticos.

La última vez que escribí aquí fue el artículo Todo mal, donde les contaba de que mi madre estaba ingresada y de lo mal que yo me sentía.

También decía que me iba a tomar un ansiolítico al día siguiente, en cuanto pudiera ir a la farmacia a comprarlo.

Les cuento que lo compré y lo tomé. Yo lo había estado tomando unas semanas atrás, cuando el psiquiatra me lo recetó para lidiar con todas las situaciones de estrés de mi vida, aunque todavía no se había sumado la hospitalización de mi madre.

Esa vez que lo tomé no sentí el efecto inmediato de ahora. Esa vez que lo tomé dudé de que esa pastilla tuviera algún efecto. Me empezó a dar mucho sueño y cuando ya me sentía mejor la fui dejando.

Esta vez fue diferente: la tomé y al rato cesó el llanto y se fueron los miedos. No puedo decir aquí exactamente cómo fue, porque no recuerdo si realmente me sentí tan bien con la primera pastilla…. Es lo que más o menos recuerdo, pero a medida que lo escribo me cuesta creerlo.

Lo cierto es que la sigo tomando, mañana y noche, ante ayer por la mañana no me la tomé y me sentí bien. Ayer por la mañana sí preferí tomarla, porque tenía médicos para ver lo de mi baja y eso me angustiaba. Hoy en la mañana no me la pienso tomar, porque ya siento mucho mucho sueño en general.

Les cuento que ayer vi a mi psiquiatra (por teléfono) y le conté todo. Le hablé sobre todo de la urgencia que hubo con mi madre y que estará en su casa ya la semana que viene y de mi preocupación por esa nueva vida y la forma en que nos organizaremos mi hermano y yo para cuidarla. 

Me dijo que ya no veía razón para que yo siguiera de baja. Que viera con mi médico de cabecera a ver qué opinaba.

Luego tuve cita con la mutua, que son los que me pagan el sueldo mientras estoy de baja y esta cita era como una inspección para velar por que, si estoy de baja, fuera porque realmente la necesito.

La que me atendió fue bastante más empática. A pesar de su rol administrativo de inspectora, me explicó: cuando vemos que un paciente es capaz de reconocer lo que siente y gestionarse, normalmente recomendamos el alta. Sin embargo, con toda la situación de tu madre sería prudente que estés unos días más, mientras ves si eres capaz de afrontar la nueva situación cuidándola.

Me dijo que el médico de cabecera me diría qué hacíamos con la baja y que en un mes nos volveríamos a ver en caso de seguir de baja.

Luego en la tarde tuve a la médico de cabecera. Le conté todo y me dio una semana más de baja por ser prudentes.

No sé qué le pasa a mi psiquiatra. De verdad. Y las otras dos mujeres me encantaron. Tengo en mente cambiar de psiquiatra, pero parece que con el cambio podrían no darme cita con uno nuevo hasta dentro de quién sabe cuántos meses. 

Él es bueno recetando cosas efectivas en la medida justa. Él me ayudó a salir adelante en distintas crisis, a llevar mis embarazos y a pasar muchos años llevando una vida normal. Pero ojalá fuera menos seco y lo sintiera yo más como un aliado y no como una persona con la que me es difícil hablar.

Ahora hablemos del ansiolítico: he pasado los últimos días maravillada con sus efectos. Ya empieza a hacerse pesado el sueño y ya iré quitando la pastilla de la mañana. Por lo que me dijo el psiquiatra, mejor esperar una o dos semanas entre quitar la de la mañana y ya quitar la de la noche.

Esta nueva pastilla hace que no sienta miedo, que me sienta capaz de afrontar cualquier cosa. Ya no me importa lo que piensen mis compañeros de trabajo de mi larga baja. Ya no me importa volver al trabajo y que haya situaciones de supuesto estrés laboral cuando son cosas que para mí en realidad no tienen importancia.

Me da igual salir del armario bipolar en el trabajo y contarles a todos mis vivencias. No me da vergüenza ni miedo. Me da igual que haya “fuegos” en el trabajo, que los sistemas fallen y la empresa afronte multas y tenga que cerrar.

Sólo me importa mi familia, y aquello que me daba tanto miedo, que es cuidar de mi mamá, ayudarla a ir al baño y esas cosas, no parece ya una experiencia ajena e inasumible.

Sí, me parece durillo lo que todavía no me ha tocado hacer: ayudarla a ducharse, limpiar sus partes íntimas. Eso me pone en contacto con la fragilidad de la que fue mi protectora, con la inminente vejez que nos llega a todos, con el miedo a la dependencia y a la muerte.

Tengo como una sensación artificial de que puedo con todo, de que voy a poder con lo que venga.

Es una sensación agradable, es una actitud ante la vida que me gustaría adoptar cuando deje el ansiolítico: no sé cómo vamos a cuidar de mi madre cuando se vaya a casa? Ya lo iremos viendo, seré capaz y si no soy capaz, ya resolveremos. Mi marido sigue sin trabajo y ya se siente en el bolsillo? Resolveremos, ya conseguirá algo, me viene un bono del trabajo, luego la paga extra, o pediremos ayuda temporal a algún familiar.

Bueno, escribiendo el último párrafo como que no me siento tan todopoderosa. Hay problemas y me importan, pero ya no sufro intensamente por ellos como lo estaba haciendo. Sin embargo, es posible que me tome el ansiolítico de la mañana y no empiece a dejarlo todavía.

Qué mundo este, ¿no?

Qué mundo de estrés y preocupaciones…. Tal vez sea yo…..

No sé si he debido escribir. Me puso en contacto otra vez con mis preocupaciones, está borrando el efecto anestésico del ansiolítico. ¿Será sano? ¿Será conveniente para mí ahora ventilar mis emociones y preocupaciones?

Sí, iré pudiendo con todo. Iremos pudiendo con todo. Vendrán épocas mejores.

Me molesta este sistema donde te anestesian con una pastilla para que vuelvas al trabajo y sigas siendo productivo. ¿Por qué no me dejan tranquila ocuparme de mis cosas? Bueno, supongo que nadie regala el dinero.

Por lo pronto, la anestesia me sirve para que mi madre, mis hijas y mi marido cuenten conmigo como alguien bastante funcional que no pasa el día paralizada llorando. También para mí misma, para no sufrir intensamente como lo estaba haciendo, y tener la cabeza limpia de remolinos y capaz de pensar.

Ahí vamos. Voy a aprender de esa actitud que me ha estado dando el ansiolítico: vienen situaciones desconocidas, no sé cómo lidiaré con ellas. Pues cuando sea el momento lidiaré con ellas. Y saldrá bien. Y aunque parece que a Dios se le olvidó conmigo que él debe apretar pero no ahorcar, no me está ahorcando. Él está conmigo como lo ha estado a lo largo de toda mi vida:

Se ha salvado la vida de mi madre, la traje al hospital a tiempo, vivimos en un país donde contamos con recursos para que la atiendan y le salven la vida. Ella se va recuperando poco a poco y según lo esperado.

Tengo una familia espectacular. Mi marido ha estado conmigo siempre, y ayer fui capaz de hablar con él y explicarle lo mucho que lo quiero y lo valoro, y explicarle que a veces me cuesta mucho colaborar en las labores domésticas. Que no es que lo tome como un sirviente, sino que hay momentos en los que siempre estoy cansada. 

Mis hijas son una luz potente en mi vida. Son lo más maravilloso que me ha pasado y me dan la oportunidad y motivación de superarme.

Tengo un empleo que me da un ingreso fijo, y vivo en un país que me permite seguir percibiendo ese ingreso a pesar de sentirme mal y no estar pudiendo trabajar.

Me tengo a mí: inteligente, simpática, buena gente, reflexiva, con empuje cuando me siento bien. Aprendiendo a lidiar con mis emociones, con la vida y con una condición de salud muy particular. Compartiendo mis aprendizajes con mis hijas y con los lectores de este blog.

Los tengo a ustedes, queridos lectores invisibles, que no los conozco, pero se ha creado cierto vínculo a través de los comentarios. Sé que se alegran cuando me ven bien y sienten compasión cuando estoy muy mal. Sé que se ven reflejados en algunas cosas, y en otras tal vez no tanto, pero pueden tener una idea de mi percepción del mundo.

4:24am. Llevo dos horas despierta. Pensando y escribiendo esto. Estoy en el hospital pasando la noche con mi mamá. Temía que pasara esto: que pasando la noche aquí me pusiera a llorar y no pudiera dormir. Pero no es tan horrible como me lo imaginé. Ya dormiré. El ansiolítico me anestesia y me ayuda a que no sea una situación de llanto extremo e inasumible para la acompañante de un enfermo.

¡Gracias por leer!

Todo mal

He contado que tengo ya más de un mes de baja. Por varias situaciones de estrés, no me he sentido nada bien para trabajar.

Pues ya estaba bastante mejor, a pesar de que las situaciones de estrés no han cambiado. Pensaba reincorporarme el jueves, ese era el plan hasta que hace 3 días ingresaron a mi madre de urgencia.

Ella ya está estable y recuperándose, todavía ingresada. Pero yo no estoy nada estable ni veo en el horizonte la recuperación.

Me siento bastante mal. Anoche me desperté a las 2am y lloré un rato. Ahora mismo lloro. Y las cosas que pasan a mi alrededor las interpreto de la forma más negativa que mi mente puede.

Ojalá tuviera más control sobre mis pensamientos. No me voy a culpar por pensar como estoy pensando…. No necesito sentirme peor. Voy a comprarme el ansiolítico que me recetaron hace poco y había dejado de tomar y lo volveré a tomar (aunque nunca sentí su efecto). Lo tengo que comprar porque no lo encuentro. No sé si la receta estará vigente. Lo intentaré.

Quiero poder disfrutar. Quiero que deje de hacer frío. Quiero dejar de llorar. Quiero que mi mamá se pueda cuidar sola. También quiero acostarme a llorar hasta no tener que llorar más, pero parece que nunca se acaba.

Voy a distraerme un rato.

Convivir con la enfermedad

¿Enfermedad o condición?

He estado leyendo sobre neurodivergencia. Entre las personas neurodivergentes caen aquellas que están dentro del espectro autista, las personas con altas capacidades, los que tenemos trastorno bipolar, los que tienen déficit de atención, entre otros.

Básicamente se trata de que nuestro cerebro procesa las cosas de manera diferente. Funciona distinto al de las personas “neurotípicas”, o lo que solemos llamar la gente normal.

¿Entonces no se trata de que TENGO trastorno bipolar, como suelo preferir decir, sino de que SOY bipolar?

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Camina conmigo

Escribí mi último artículo hace unos minutos y salí a caminar.

Iba escuchando:

Y tuve un buen momento cuando vi a un señor con sus hijos pequeños caminando, todos tenían un palo naranja en una mano.

Cuando me fijé mejor, llevaban una zanahoria, porque por la zona hay conejos. Me sentí identificada porque algo que podríamos haber hecho en algún momento mi marido o yo con las niñas.

Sonreí, y cuando me estaba dando cuenta de lo grato del momento, con mi sonrisa, la música a través de los auriculares y el tiempo lluvioso mejorando, vi de fondo, detrás del padre y los niños, un arcoíris….. como para darme la razón en que hay que disfrutar el presente.

Seguí caminando y pasaron varias canciones aleatorias en YouTube. Y de esta me gustó la frase:

“Y si miro a todo como niños Los colores son intensos”

Me gustó porque me gusta cuando veo los colores más intensos. Suele pasar en épocas de primavera, pero puede pasar en cualquier momento del año. Normalmente lo relacionaba con el efecto narcótico de la hipomanía, pero ya no. Ahora me permito ver colores brillantes y disfrutarlos.

Pasaron varias canciones, yo caminaba e iba pensando las que compartiría en el blog, en este artículo que comparto en este momento. Esta es muy alegre y la quise compartir:

Luego un poco de filosofía de vida y reflexión:

Y luego me senté en un banco a ver cómo los rayos de sol pasaban a través de una nube gorda, escuchando esta:

Pues listo, si leyeron esto y escucharon las canciones, me acompañaron virtualmente en mi caminata.

Últimamente, conmigo, las cosas son así de pensadas y sentidas. A ver si pronto logro simplemente salir a caminar, sin más….

Volver al presente

Hoy fui a desayunar con una amiga, su hija menor y mi hija menor.

Tenía ilusión de ir, y cuando fui, no me sentí lo bien que pensé que me iba a sentir.

Al principio, sentí un poco de pereza de socializar. Luego, en la conversación, surgió una anécdota de mi parte, de un mal recuerdo, que me removió por dentro e hizo que el resto del tiempo estuviera con ganas de llorar y de irme a casa.

Ya estoy en casa y estoy mejor, pero con la necesidad de reflexionar. Porque de las cosas que más me preocupan es volver al trabajo y sentirme mal entre mis compañeros.

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